Durante los últimos meses he estado pintado una serie de vistas urbanas de Ámsterdam para una colección privada de allí. Aquí pongo algunos ejemplos. Son todos óleo sobre tabla de tamaño medio o pequeño. Me sigue pidiendo el cuerpo volver a lo más tradicional de vez en cuando, como ya he venido haciendo con Memphis, TN. Es decir, que debe ser que no quiero renunciar al concepto del vedutismo italiano del XVIII, con ese toque añadido de souvenir turístico... ¿Por qué no? Está bien que los recuerdos permanezcan, cuando son agradables.
Es una ciudad curiosa en la que parece que estás en medio de un gran decorado o de un parque temático; pero no, resulta que es de verdad. Y, además, hay agua por todos lados. Lo mejor es que es una ciudad a escala humana. Se puede vivir y no morir en el intento. O lo que es lo mismo, se puede ir andando, en bici o en transporte público sin tener madera de héroe urbano. Ámsterdam me tiene fascinado.
